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OPINIÓN // Los anteojos ensangrentados de Fritz Gerlich


Los anteojos ensangrentados de Fritz Gerlich

"El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado"
Santiago 4:17

Luego de la primera guerra mundial, Alemania quedó sumida en la pobreza y el descontento entre la gente ante tantas carencias, impulsó con fuerza el crecimiento del movimiento Nacionalsocialista, o como se le dice, el Nazismo, mediante el cual un hombre llamado Adolfo Hitler, infundió el odio y la intolerancia como prácticas políticas para aplastar a sus adversarios.

En un principio, muchos líderes y pensadores de ese país subestimaron lo que podría significar Hitler en su futuro, por lo que callaron ante muchos de sus atropellos y ciertamente al mantenerse indiferentes ante tantos abusos, la historia terminó señalándolos como cómplices de esa desgracia que vivió el pueblo Alemán.

Sin embargo, siempre existen personas que lejos de quedarse calladas o resignarse ante la maldad, son ejemplo de lucha y dicen lo que piensan a pesar del escepticismo de quienes le rodean. En esa época, un periodista Alemán de nombre Fritz Gerlich, dio una lucha contra los nazis digna de ser reconocida como una gesta heroica.

Aunque Gerlich era un hombre de pensamiento conservador, no compartió las ideas radicales de Hitler y desde el Munich Post (El Diario de Munich), escribió reportajes que atacaban duramente a los nazis y los catalogaba como asesinos y corruptos. Antes de llegar al poder en 1923, el "Führer" intentó seducir a este periodista prometiéndole villas y castillos una vez llegase al poder, pero como todo hombre de convicciones profundas, éste se negó a acompañarle en su carrera política.

En un país en el que nadie se atrevía a contrariar a Hitler, estaba Fritz Gerlich, un hombre comprometido con la verdad y aunque en un momento hubo tanta presión sobre el Munich Post y varios de sus columnistas fueron encarcelados y asesinados, él continuó su lucha desde un diario propio al que llamó “Der Gerade Weg” (el camino correcto).


Desde allí, insistió con sus denuncias, pero lamentablemente pocos en Alemania se hicieron eco de esos reclamos de Justicia. Nadie puede pretender que la historia sea distinta, pero quizá si la gente hubiese escuchado a este joven periodista, el mundo se hubiera ahorrado 50 millones de muertes en la segunda guerra mundial, pues el "Führer", quizá no hubiese llegado al poder. Aunque claro está, lo que pasó, pues pasó y no puede cambiarse.

Tras una derrota electoral que sufrió Hitler en 1932, los nazis promovieron una ola de revueltas y violencia callejera que obligó al cada vez más débil gobierno de Paul Von Hindenburg a negociar con su líder y nombrarlo canciller el 30 de enero de 1933. Pocos meses después, exactamente el 9 de marzo de ese mismo año, unos mercenarios de Hitler interceptaron a Gerlich, quien iba camino a su diario a publicar un reportaje contra el radicalismo del entonces canciller alemán y lo golpearon hasta quedar inconsciente.

Inmediatamente, lo llevaron al campo de concentración de Dachau, desde donde continuó escribiendo artículos en contra de los Nazis. Casi un año después de ser privado de su libertad, Gerlich, el 30 de junio de 1934, se encontraba escribiendo lo que a la postre serían sus últimas líneas de oposición al régimen, pues fue asesinado. A su esposa hicieron llegar los lentes que él siempre usó llenos de las últimas gotas de sangre que derramó.

Fritz Gerlich defendió la verdad y la Justicia hasta sus últimos momentos.


Luis Eduardo Manzano
Sec. Organización PJ Petare
Luiseduardomanzano_2006@hotmail.com
Publicado en el Diario de los Andes – 29 de mayo de 2008