Hace un par de años Jackson Gutiérrez, un barbero de Caracas que ahora tiene 25 años y dos hijos, rodó junto a sus amigos con una cámara de videoaficionado una película que tituló Azotes de barrio en Petare. La película trataba de reflejar la violencia en un barrio donde se pueden alquilar pistolas por un día al precio de 60 euros y donde todo el mundo conoce a algún malandro (delincuente) al que mataron por alguna culebra (pleito) entre bandas.
Cuando hay culebra en alguna calle, la gente sabe que durante unos días no se podrá pasar por ella. Los mototaxistas saben que muchos compañeros han perdido la vida porque alguien se llevó la moto a punta de pistola. Y no es sólo Petare. En el resto de Caracas, mucha gente jamás entrará en su propio garaje si lleva un coche pegado al suyo. Cada 15 días, la gente cobra en Venezuela. Y los usuarios de microbuses saben que tienen muchas posibilidades de que en algún momento suban dos malandros y mientras uno encañona al conductor, el otro se llevará móviles, dinero y joyas.
La inseguridad es desde hace tres años el problema más grave de los venezolanos, según la encuestadora Datanálisis. La película de Gutiérrez nunca se estrenó. Pero uno de los vendedores callejeros a los que afeitaba sacó copias y hoy se vende en los miles de puestos callejeros de toda Venezuela. Su triunfo no responde tanto a su calidad técnica ni argumental, sino al hecho de que refleja un buen trozo de la realidad.
En Venezuela se les llama barrios a los suburbios, situados, en el caso de Caracas, en lo alto de los cerros. Petare es el más grande y el más peligroso en una ciudad de tres millones de habitantes. Uno se acerca allí de día y parece un barrio normal, con música en las tiendas, gritos y bromas en las aceras. A las siete de la tarde oscurece y se acabaron las bromas. "Hay como un toque de queda y nadie sale de sus casas", explica Beti, una vecina. "Desde hace unas semanas se ven más policías por las calles", comenta Gutiérrez, "pero la gente también les teme a ellos, porque te paran y te piden dinero".
Petare es un barrio pobre, un bastión chavista con alcalde chavista, donde los primeros médicos cubanos que llegaron de la mano de Chávez hace años fueron recibidos como agua en el desierto. Pero la inseguridad puede hacer que este barrio de más de un millón de habitantes pase a manos de Carlos Ocáriz, candidato a la alcaldía de Petare por Primero Justicia, organización afín al PP español. "Hay más de cinco cuerpos policiales en Caracas y hasta hace unas semanas estaban descoordinados", señala Ocariz. "Aquí el año pasado mataron a 700 personas. Y en un fin de semana pueden morir 30".
Quedan nueve meses para las elecciones en los 335 municipios y 22 gobernaciones de Venezuela. El recién fundado Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), que preside Hugo Chávez, aún no ha elegido a sus candidatos. Pero los de la oposición ya están haciendo campaña con los suyos. Y la inseguridad es el punto débil del chavismo en los barrios más pobres.
Roberto Briceño, director del Observatorio Venezolano de Violencia, entidad privada con la que colaboran cuatro universidades, señala: "En 1998, el año en que Chávez ganó sus primeras elecciones presidenciales, se cometieron 4.550 homicidios. El año pasado fueron 13.200. En 10 años se han triplicado las cifras. Entre el 80% y el 90% de las muertes violentas se producen en los barrios más pobres. En 1998, la tasa era de 19 homicidios por cada 100.000 habitantes. En 2006 pasó a 49. En España, la tasa está entre uno y dos. En Argentina están alarmadísimos porque tienen nueve. En Brasil andan por los 23 y en México, 24 por cada 100.000. Hace 10 años Venezuela rozaba el 20. Ahora tiene el doble que Brasil y México. ¿Qué ha pasado?". "La hipótesis que yo mantengo", añade Briceño, "es que los primeros muertos por cada 100.000 habitantes tienen la misma explicación que tendrían en México o Brasil. Pobreza, desigualdad... Pero los otros veintitantos tienen que ver con el quiebro del pacto social que se ha llevado con este Gobierno. Cuando el presidente hace un minuto de silencio por el guerrillero Raúl Reyes, está creando un desorden en la sociedad.
Cuando hay culebra en alguna calle, la gente sabe que durante unos días no se podrá pasar por ella. Los mototaxistas saben que muchos compañeros han perdido la vida porque alguien se llevó la moto a punta de pistola. Y no es sólo Petare. En el resto de Caracas, mucha gente jamás entrará en su propio garaje si lleva un coche pegado al suyo. Cada 15 días, la gente cobra en Venezuela. Y los usuarios de microbuses saben que tienen muchas posibilidades de que en algún momento suban dos malandros y mientras uno encañona al conductor, el otro se llevará móviles, dinero y joyas.
La inseguridad es desde hace tres años el problema más grave de los venezolanos, según la encuestadora Datanálisis. La película de Gutiérrez nunca se estrenó. Pero uno de los vendedores callejeros a los que afeitaba sacó copias y hoy se vende en los miles de puestos callejeros de toda Venezuela. Su triunfo no responde tanto a su calidad técnica ni argumental, sino al hecho de que refleja un buen trozo de la realidad.
En Venezuela se les llama barrios a los suburbios, situados, en el caso de Caracas, en lo alto de los cerros. Petare es el más grande y el más peligroso en una ciudad de tres millones de habitantes. Uno se acerca allí de día y parece un barrio normal, con música en las tiendas, gritos y bromas en las aceras. A las siete de la tarde oscurece y se acabaron las bromas. "Hay como un toque de queda y nadie sale de sus casas", explica Beti, una vecina. "Desde hace unas semanas se ven más policías por las calles", comenta Gutiérrez, "pero la gente también les teme a ellos, porque te paran y te piden dinero".
Petare es un barrio pobre, un bastión chavista con alcalde chavista, donde los primeros médicos cubanos que llegaron de la mano de Chávez hace años fueron recibidos como agua en el desierto. Pero la inseguridad puede hacer que este barrio de más de un millón de habitantes pase a manos de Carlos Ocáriz, candidato a la alcaldía de Petare por Primero Justicia, organización afín al PP español. "Hay más de cinco cuerpos policiales en Caracas y hasta hace unas semanas estaban descoordinados", señala Ocariz. "Aquí el año pasado mataron a 700 personas. Y en un fin de semana pueden morir 30".
Quedan nueve meses para las elecciones en los 335 municipios y 22 gobernaciones de Venezuela. El recién fundado Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), que preside Hugo Chávez, aún no ha elegido a sus candidatos. Pero los de la oposición ya están haciendo campaña con los suyos. Y la inseguridad es el punto débil del chavismo en los barrios más pobres.
Roberto Briceño, director del Observatorio Venezolano de Violencia, entidad privada con la que colaboran cuatro universidades, señala: "En 1998, el año en que Chávez ganó sus primeras elecciones presidenciales, se cometieron 4.550 homicidios. El año pasado fueron 13.200. En 10 años se han triplicado las cifras. Entre el 80% y el 90% de las muertes violentas se producen en los barrios más pobres. En 1998, la tasa era de 19 homicidios por cada 100.000 habitantes. En 2006 pasó a 49. En España, la tasa está entre uno y dos. En Argentina están alarmadísimos porque tienen nueve. En Brasil andan por los 23 y en México, 24 por cada 100.000. Hace 10 años Venezuela rozaba el 20. Ahora tiene el doble que Brasil y México. ¿Qué ha pasado?". "La hipótesis que yo mantengo", añade Briceño, "es que los primeros muertos por cada 100.000 habitantes tienen la misma explicación que tendrían en México o Brasil. Pobreza, desigualdad... Pero los otros veintitantos tienen que ver con el quiebro del pacto social que se ha llevado con este Gobierno. Cuando el presidente hace un minuto de silencio por el guerrillero Raúl Reyes, está creando un desorden en la sociedad.
Publicado en el portal Panactual.com (Website informativo de Panamá) y el diario español El País